sábado, 8 de marzo de 2014

MI HOGUERA

Alguien me dijo una vez que hay personas que son como una hoguera, que además de luz, dan calor.
Yo tengo una hoguera, que me sirve de guía gracias a su luz, que me reconforta con su calor, pero además, que espanta a las bestias que de noche quieren comerme, que me permite dormir tranquilo y caliente.

Yo tengo un faro que me guía, que me evita tropezar con las piedras, que me hace esquivar arrecifes de problemas en la vida, que me da la alegría de estar cerca de casa, esa alegría que da la seguridad.

Yo tengo una manta que me arropa. Que me abraza en las noches frías. Noches frías aunque haga veinte grados. Noches frías por vientos de futuras tempestades, noches frías por tormentas antiguas.

Yo tengo una fiel compañera que lleva una brújula exacta. Que me guía cuando pierdo el rumbo, que me asesora cuál es el mejor camino y que, de vez en cuando, deja a un lado la brújula para que me pierda y vuelva a su lado. Que me abraza cuando lo necesito y que me da distancia cuando así lo requiero. Con la que camino unido, aunque a veces nos demos unos metros para que cada uno disfrute del paisaje a su manera. Un Sancho que me da cordura cuando más lo necesito.

Yo tengo lo que otros se pasan la vida buscando, y muchas veces sin saberlo. Yo tengo El Dorado, tengo mi Piedra Filosofal, mi Arca de la Alianza. Yo tengo lo que soñáis, lo que anheláis, lo que deseáis, tengo lo que me gustaría que todos tuvieseis, lo que espero que algún día consigáis.

Yo tengo mi hoguera. Prended la vuestra con buena leña. Dejad que os dé luz y calor. Y alimentadla de vez en cuando, que no se apague.