Los buenos
amigos son como el buen vino, mejoran con los años. La amistad, cuanto más se
alarga en el tiempo, más cosas buenas tiene.
Eso sí, al igual que el vino, hay que cerrarla bien,
que no le entre aire y se pique. Hay que cuidarla, dejando que madure poco a
poco, en buenas barricas de roble y sin ninguna prisa. Y así es como llega a
convertirse en un buen vino.
Pero no sólo de tiempo vive el vino… ni la amistad.
Hay que saber escoger las uvas, es decir, los amigos. No cualquiera vale para
ser buen amigo al igual que no cualquier uva puede dar buen vino.
Un gran reserva sólo se consigue a base de años de
cuidados, mimos y paciencia. Arreglando cualquier cosa que salga mal, a ser
posible, antes de que suceda y fastidie toda la cosecha.
Con cualquier vino puedes emborracharte una noche,
al igual que con cualquier amigo. Pero sólo podrás disfrutar de una buena
conversación, de una estupenda comida o de un gran rato con un buen vino.
No todos los grandes amigos deben ser iguales, ni
pensar lo mismo. Cada vino es distinto. Puedes encontrar blancos de Rueda
exquisitos, Riojas de bouquet infinito o un Ribera del Duero que te mejore
cualquier comida. Con los amigos pasa igual. No todos tienen que parecerse. En
la variedad se encuentra muchas veces la virtud, y quien se acostumbra al mismo
vino, termina por no apreciar algo nuevo.
“Yo sólo tomo Rioja, desde hace años” dicen algunos.
Y con los amigos les pasa lo mismo, si no se abren a nueva gente, pueden dejar
escapar un magnífico Ribeiro.
En la amistad tenemos también muchas clases de
vinos. Los hay de carácter fuerte, en plan Rioja. De los que te dejan buen sabor
de boca, como un Ribera del Duero. Los hay dulces y afrutados. Pero los
peleones o amargos no los quiero.
Hay vinos (y amigos) para momentos determinados. No
siempre puedes tomarte un vino dulce o un espumoso, por eso, los mejores vinos
son aquellos que pueden acompañar cualquier comida, cualquier salida, cualquier
situación.
No dejéis que una mala uva estropee un bueno vino.
Poned atención y cuidad de la cosecha y de
su envejecimiento en barrica. No hagáis ascos a un vino nuevo y conservar
siempre los aromas y sabores de los antiguos.
Bebed… bebed amistad, disfrutad el vino en cada
momento y lugar y no abuséis de él ni lo malgastéis.
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