Y amaneces. Y según amaneces te vas.
Te vas, dejando paso a la noche. A una noche sin luna; a una noche oscura y fría.
Y amaneces y es de noche, pero es de día.
Y amaneces. Y la felicidad dura un suspiro. El momento que tardas en pasar de estar dormido a estar despierto. El tiempo que tardas en tomar conciencia del mundo.
Mi mundo.
Y así un día tras otro. Un amanecer tras otro. Una noche tras otra. Un suspiro tras otro.
Te vas, dejando paso a la noche. A una noche sin luna; a una noche oscura y fría.
Y amaneces y es de noche, pero es de día.
Y amaneces. Y la felicidad dura un suspiro. El momento que tardas en pasar de estar dormido a estar despierto. El tiempo que tardas en tomar conciencia del mundo.
Mi mundo.
Y así un día tras otro. Un amanecer tras otro. Una noche tras otra. Un suspiro tras otro.
Sorprendente tu faceta poética. Bravo.
ResponderEliminarYa te lo he dicho, viniendo de ti, todo un lujo... Gracias Rober, de verdad.
EliminarMe encanta tu otro mundo.Muy bien
ResponderEliminarMi otro mundo es el de llorar... a mí me gusta más el de reir hehehe.
EliminarSabía yo que tenías una faceta oculta, Álvaro.
ResponderEliminarMe ha encantado.
Galle... digamos que, sin ser gracioso, me gusta más mi vena alegre.
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