Nadie dijo que la vida fuese fácil, de hecho, es todo menos eso.
Si alguien se ha pensado alguna vez que esto es un camino de rosas, un sendero
de risas o una carretera llena de clubs de alterne se equivoca de cabo a rabo.
La vida es muy puta, te hace sufrir por
cosas que no mereces y la mayoría de veces ni siquiera existe la oportunidad de
defenderse. Pero no por ello debemos obviar lo bueno.
Si hiciésemos un cómputo global entre
llantos y risas, seguramente no compensaría, sobre todo, porque los llantos
siempre pesan más que la risa si los ponemos en una balanza. Pero ese no debe
ser motivo para no poder disfrutar los momentos divertidos que tenemos.
Debemos vivir cada momento bueno con toda
la intensidad que podamos, sin acordarnos de los malos, sin pensar en lo que
nos acecha, sin pesos, sin ataduras... disfrutando libremente.
Lo malo nos llega, en muchos casos, sin
haberlo buscado, mientras que lo bueno debemos intentar encontrarlo. Es
trabajoso y a veces muy pesado, pero tenemos que poner de nuestra parte,
acercar las cosas que nos gustan y divierten y alejar todo aquello que nos
pueda dañar.
A veces, pasan cosas buenas a nuestro lado
y no nos damos cuenta, no nos centramos en ellas ni disfrutamos de lo que
ocurre porque estamos dándole vueltas a algo malo, estamos deprimidos o
pensando en nuestros problemas... pero todo eso puede esperar, podemos dejarlo
a un lado durante unos minutos y disfrutar un momento de la libertad que te da
el reir sin compromiso, el llorar de risa en lugar de pena, en compartir un
estado de felicidad. Los problemas seguirán ahí, pero nadie nos podrá robar
nunca más esa carcajada soltada al viento, ese disfrutar un minuto de un
sentimiento tan puro que nunca puede llevar a algo malo.
Es más que probable que la mayoría de
vosotros ya haya sufrido más de lo que una persona debería sufrir, pero aquí
seguimos, peleándonos con la vida por un motivo, y ese no es otro que conseguir
un puñado de buenos momentos... no los dejemos pasar, por favor, pues son
pocos, no pesan, pero es lo que hace que cada mañana nos levantemos con ganas
de cambiar las cosas.
Para mí, un momento de risas, un minuto de
libertad, un instante de pureza y de no pensar en nada más que en el momento,
es lo que me hace moverme... es lo que hace que todas las mañanas me levante
con una gran sonrisa, es por lo que sigo aquí, peleando, luchando y aceptando
cada momento malo y cada problema como un obstáculo más en el camino de rosas.