viernes, 6 de diciembre de 2013

MELANCÓLICOS ANÓNIMOS


Ya no soy un niño, y lo añoro. ¡Lo añoro tanto!

De eso no me he dado cuenta ahora... ¡ni mucho menos!, pero ahora es cuando soy lo suficientemente consciente para saber plasmarlo con las pocas palabras que tiene mi parco vocabulario.

Y por desgracia, aprendí a hacer trampas antes de saber las reglas. Aprendí, que el que no llora no mama, el que mama es un mamón, el que llora es un llorón y el resto somos gilipollas por no hacer eso mismo. Que no existe genio, ni tres deseos, ni se cumple lo que piensas al soplar las velas del cumpleaños o al ver la estela brillante de un lejano cometa.
Descubrí, que no hay Mare Nostrum, ni nada que sea del todo nuestro; que no hay alma cándida ni candil cuya llama no tiemble ante una pequeña brisa.
Ahora sé, que los reyes son los padres, que muchos padres son reyes, otros son pajes y otros muchos son hijos de puta.
Por fin sé, que las ilusiones de cuando eras niño no van contigo cuando te haces mayor, porque ser Peter Pan es muy bonito.... pero entonces te llaman loco y en lugar de animarte a volar, te ponen camisa de fuerza.
Sé que tener todo en esta vida es no tener nada y estar contento. Que la alegría en algunas personas significa estar melancólico.... que la depresión, puede ser el grado sumo de alegría venido a menos.
Porque a veces digo lo que no pienso, sin saber muchas veces lo que estoy pensando. Porque me enseñaron que dudar es bueno, cuando en cierto modo es todo lo contrario.... mejor estar seguro, aunque estés equivocado.
Por eso dos veces por semana voy a terapia con un grupo de melancólicos anónimos.

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